jueves, 6 de octubre de 2016

Sonreír es Gratis!! La Imbecilidad También!!



SÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍ NENES!!

Por fin me he dignado a escribir y publicar otra chorrada de las mías!

Y es que, trabajar en un instituto de nuevo, me recuerda lo inspirador que puede llegar a ser esto (sobre todo en cuanto a la imbecilidad humana).

Seguro que lo primero que se te ocurre es que me voy a liar a ensalzar las maravillas de los niveles de idiotez a los que están llegando los adolescentes.
A que sí!?

PUES NO!!

Los mayores y más espléndidos niveles de estupidez te los encuentras en los "adultos". Y, como resulta que yo soy el alegre poseedor del don de sacar lo más auténtico y profundo de cada uno, y como lo que más abunda es la imbecilidad, ya han empezado a salir gilipolleces de dentro de algunos seres, como si fueran champiñones!!

Para ilustraros esto, y como hice en aquel bonito artículo "Los Tontos son Cobardes", nada mejor que una historia que, aunque parezca sólo "basada en hechos reales", es completamente real.
Lógicamente, voy a omitir algunos detalles, que podrían dar excesivas pistas, porque nunca se sabe quien leerá esto (y no lo digo por los "adultos", que esos son tan "listos" que no lo pillarían, jejejejej!).

Resulta que hay un "compañero"...
No. Eso está mal dicho.
Alguien que "trabaja" en el mismo...
No. Eso también está mal dicho.

Bueno
Un supuesto "adulto". De esos que según los ves venir, la primera y única palabra que se te ocurre es gilipollas.

Si a eso e añades el hecho de que una de las primeras cosas que le dice a cualquiera ese ser es que tiene una enfermedad grave y que blablablá, y que fíjate que malito estoy, y que se pone muy enfermo cada mes y que casi no puede hablar, etc...
Ya la palabra que se añade a la anterior en tu cabeza es hipocondríaco, o puto memo.

Pues una mañana, me cruzo con él. Y, apercibiéndome del careto de muerto que lleva, con toda la buena intención del mundo, le pregunto lo que él está deseando que le pregunten: "¿Qué te pasa, hombre, que tienes esa mala cara?"

A lo que me responde: "¡Hombre! Pues qué cara voy a tener!? Que estoy muy mal. Que tengo una enfermedad muy grave y me encuentro fatal"

Yo le respondo: "Pero hombre, tienes que intentar tomártelo de otra forma. Poniendo tan mala cara y con esa actitud, no vas a solucionar nada. QUE SONREIR ES GRATIS" (esta última frase la digo mucho últimamente).

Y él, sigue en sus trece: "Hombre! Pues, como comprenderás, no tengo ganas de tener otra actitud ni de sonreír, porque me encuentro muy mal y porque con mi enfermedad que es muy grave, pues no voy a sonreír"

Yo, tonto de mí, continuo: "Pero piensa que hay en el mundo mucha gente que tiene enfermedades graves, y más graves que la tuya, y muchos de ellos se toman la vida de otra forma y sonríen"

Y él: "Pues, hombre! Pues, como comprenderás, yo no voy a sonreír, porque mi enfermedad es muy grave y me encuentro muy mal hoy, y blablabla"

"Vale, hombre. Pues nada. Tu verás. Pasa buena mañana" - Le digo yo. Y nos separamos.

Unos 40 minutos después. En medio de una de mis clases. Llaman a la puerta.
Y es él. Que me pide si puedo salir un momento.

Salgo, pensando que quiere algo importante...

Y me salta:
"Que lo ha estado pensando y que tenía que decírmelo. Que ¿cómo se me ocurre hacer esos comentarios a alguien tan enfermo como él?"
"Que ese sarcasmo, ese cinismo, esa ironía son muy inapropiados"
"Que diciéndole eso de que hay más gente con enfermedades graves a alguien con su enfermedad tan grave, pues que, pues que, pues que le hunde..."

En ese momento. Yo flipando en colores y creyendo que eso es algo irreal. Le corto y le dejo bien claro que de cinismo, ironía y sarcasmo no hay nada. Que simplemente intentaba animarle.

Él, muy gilipollas como ya habéis descubierto, me dice que nunca se le ocurriría a él hacer un comentario así. Porque, a una persona como él, con una enfermedad tan grave, un comentario así le hunde. Que estando tan mal como está, con la fiebre que tiene, decirle eso le hunde. Que a él, ese tipo de comentarios no se le ocurrirían.

Yo, en ese momento, me encontré en la disyuntiva de actuar como soy realmente, o actuar como el maestro que soy en ese entorno donde ocurrieron los hechos.
Obviamente, de haber actuado como soy, ese puto memo se habría ido a casa llorando.
Obviamente, no lo hice. Pero el desenlace fue muy parecido.

Yo le dije que aprendiera a tomarse las cosas como son, no dándole tantas malas interpretaciones a cosas que, encima, van con buena intención.

El ser, por su parte, sigue repitiendo la misma cantinela una y otra vez: que su enfermedad... que le hundo... que se encuentra fatal... etc.
y me dice que me agradecerá que no vuelva a hacerle ese tipo de comentarios.

Yo, con más educación que él, le digo: "Tranquilo, que ya no se me va a ocurrir hacerte ningún otro comentario de nada en absoluto" (puto subnormal)

Resultado:
A pesar de verle pasar el día con algunas que otras sonrisas dirigidas a algunas que otras mujeres...
Se dá de baja al día siguiente!!
Juasjiasjuasjuas!!
Y va para largo!!

CONCLUSIÓN

1- Sonreír es gratis.
2- La imbecilidad es gratis.
3- Cuando un tonto coge una linde...
4- Tengo pupita! Hazme casito! Si no, me enfado y pataleo!
5- Hay que llamar la atención por lo patético que se es.
6- Cualquiera que muestre seguridad en sí mismo resulta ofensivo.
7- Cuando alguien quiere encontrarse mal, se encuentra mal.
8- Para qué pollas te metes a dar clases si, ni te gusta dar clases ni puedes hablar!?
9- Tu crees que está bien ir contando a todo el mundo que te coges la baja cada dos por tres!?
10- Diagnóstico: Gilipollas (total)

Espero que este post compense las expectativas de los lectores que lo echaban de menos.
Y, si no, al menos espero que os haya gustado. Porque es real.

Prometo escribir más a menudo.

Y recordad: La imbecilidad nos rodea.
Tened cuidado a quien queréis dar ánimos.
Y
SONREÍR GRATIS, JODER!!!