sábado, 4 de marzo de 2017

Máscaras




Todos tenemos mascaras.

Las creamos a partir de nosotros mismos. A partir de nuestras ilusiones. A partir de nuestros sueños. A partir de nuestras experiencias. A partir de nuestras pesadillas.

Pero las máscaras son reales.
Nosotros las creamos. Nosotros las usamos. Ellas nos crean y ellas nos usan.
Son tan reales como nosotros mismos.

A medida que vamos viviendo, vamos creando las máscaras que nos van moldeando. Vamos interpretando los papeles que se nos van presentando.
Pero, llega un momento en que se estabiliza algo en nuestra vida.
Claro está, la "estabilidad" es simplemente un estado transitorio de relativos pocos cambios entre estados de cambio.
Pero llega un momento así, y convertimos algunas máscaras en nuestras y nosotros nos convertimos en ellas.

Todos tenemos al menos dos máscaras.
Una es la que llevamos para ser "nosotros mismos" (sea lo que sea lo que eso signifique) y en los momentos más íntimos.
La otra es la que usamos en "sociedad".

No obstante, Existen individuos que pueden llevar más.
Máscaras afectivas.
Máscaras de soledad.
Máscaras sexuales.
Máscaras de combate.
Máscaras de apatía.
Máscaras de desesperación.

Algunos llevan sus máscaras de una forma muy poco efectiva. Llegándose a notar excesivamente la separación entre la máscara y lo que hay dentro.
A otros les quedan grandes algunas máscaras y a otros les quedan demasiado pequeñas.
Otros, la mayoría, usan las máscaras que les dicen que deben usar. Y entonces, es la máscara la que dirige toda la vida de la persona.
Otros crean máscaras para las que no están preparados, y al final todo sale mal. Porque o la persona termina rompiendo la máscara por usarla mal. O la máscara toma el poder, y la persona se rompe.

Pero hay otros.
Muy pocos.
Que han convertido el hecho de usar máscaras en todo un arte.
Auténticos MAESTROS DE LA MASCARADA.

Estos individuos (porque no forman parte de la gente), han depurado este arte hasta un grado de maestría fuera del entendimiento de la mayoría.
Pueden usar como mínimo tres máscaras cada día, cambiando de una a otra con increíble facilidad, rapidez y precisión y sin que se note ningún punto de transición.
Además, aprenden con una facilidad pasmosa de otras máscaras y pueden crear y recrear otras máscaras a placer.

Es extremadamente difícil saber que has encontrado uno de estos maestros artistas o, ni siquiera, de darte cuenta de ello.
Es algo tan bien hecho y tan sutil que casi únicamente los maestros pueden darse cuenta de haber encontrado a otro maestro.

Eso sí.
Cuando dos maestros de la mascarada se encuentran es siempre un hecho de una intensidad inimaginable. Digno de catalogarlo como algo místico, algo mágico.
Y las consecuencias de este hecho siempre son profundas.
Ambos maestros aprenderán mucho el uno del otro. Jugarán con sus máscaras. Harán sus mejores demostraciones de habilidad frente al otro.
Y después, ambos maestros habrán cambiado. Habrán mejorado. Habrán descubierto cosas que no conocían.

No os llevéis a engaño pensando que es falsedad.
Nosotros creamos las máscaras para convertirnos en ellas.

No usamos las máscaras para ocultarnos a los demás. Las usamos como el medio para mostrarnos a los demás.

Somos así. Somos nuestras máscaras.
Pensad en ello.
Y, después de leer esto, volved a poneros vuestras máscaras.