martes, 1 de marzo de 2011

Promesas y Esperanzas


¿Cuántas veces no hemos dicho, en voz alta, "¡no volveré a hacer esto!"? ("voy a dejar de fumar", "voy a dejar de morderme las uñas", "voy a dejar beber así", etc.).

Los que tenéis cerca os dicen: - Sí, sí, decías que ibas a dejar de hacer "eso", pero luego sigues haciéndolo (pocas veces, pero sigues); así que era mentira -. Pero, básicamente, muy pocos tienen en cuenta cómo es la persona que lo dice.

Debemos tener en cuenta que ninguno somos dioses (¡Ehem!) y/o infalibles (¡Ehem, ehem!), así pues, NOS EQUIVOCAMOS, cometemos muchísimos fallos. Entre ellos, y quizá el principal fallo que cometéis, es que no sois tan responsables de vuestras palabras como debiérais.

Muy a menudo, la mayoría de la gente, lo que quiere decir, al afirmar que no va a volver a hacer algo, es que desea, fervientemente, no volver a hacerlo.

Nunca (o casi) hay que pensar mal si no está dejando, o se ha dejado, de hacerlo. Sólo, el mero hecho de haber modificado la conducta en la dirección adecuada, aunque no sea suficiente, es algo a tener en cuenta y es algo que hay que premiar (fomentar, valorar, motivar, etc.).

Si tenéis cerca a alguien que está haciendo propósito de dejar algo, ó de comenzar a hacer algo, que le cuesta mucho, no tiréis por tierra todas sus esperanzas despreciando lo haya conseguido, sino que, anímale (de la forma que sepas) a que siga avanzando y a que se exija más a sí mismo.

Todo gran viaje comienza con un pequeño paso, ¿no?. Y no hay que ser exigente con los demás si no lo somos con nosotros mismos (de esto ya hablaré más adelante). Así que, todos, empezad siendo más exigentes con vosotros, y menos con los demás, ya que nadie es como tú.

Reflexionad sobre ello y evolucionad.

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